- Montjuic del Bisbe
- Museo Palmero
- Nou de Sant Francesc, 15
- Palau Moja
- Palau Reial - Plaça del Rei
- Pi, 13
- Plaça de la Merce
- Plaça Nova
- Provença 268
- Rambla Catalunya 84
- Rambla Catalunya 100
- Rambla Catalunya 158
- Roger de Llúria, 1
- Sant Honorat
- Sant Pere més Baix, 19
- Santa Eulalia,1
- Via Laietana, 30
- Valencia 213
- Ramón y Cajal 67
- Ateneu Barcelonès
- Bisbe, 5
- Capitanía General (Passeig de Colom)
- Carrer Ample
- Casa Calvet (Casp 48)
- Casa de les Punxes
- Casa Ramón Casas
- Consell de Cent 300
- D'en Rosic, 4
- Encarnació, 2
- Grau i Torras, 14
- Llotja de Mar
- Mallorca 235
- Palauet Casades
- Olzinelles,98 (Sants)
- Casa Golferichs
- Carrer Avinyo, 44
Aldabas
Llamando a la puerta
Recuerdo de pequeño, durante las vacaciones veraniegas en el pueblo, disputar a la carrera con mi hermano ese primer puesto de llegada que te permitía tocar a la puerta de la casa de mis abuelos. Una casa que nunca tuvo timbre, simplemente una pieza metálica que hacíamos chocar con fuerza contra otra, una aldaba o picaporte. Con la aldaba una persona anunciaba su llegada, era un elemento funcional que ha ido cayendo paulatinamente en desuso a favor de los timbres eléctricos o los videoporteros.
Actualmente, tienen una función meramente decorativa. Son un mero recuerdo de otras épocas, de otros usos, pero muchas no dejan de ser pequeñas obras de arte que pasan desapercibidas. Andamos por las calles de nuestra ciudad, normalmente con prisa, nos dirigimos al trabajo, al colegio o a la compra, sin mirar, viendo, pero sin mirar. Nuestra vida transcurre entre calles y edificios, pero no nos fijamos en los detalles, en los elementos que configuran el paisaje urbano que nos rodea, como puede ser en este caso, una simple aldaba fijada en su puerta.
La etimología de aldaba tiene su origen en el árabe clásico: dabbah, que literalmente puede traducirse como “lagarta”. Aldaba es aquella pieza articulada, normalmente de hierro o bronce, que se instala en las puertas para poder llamar golpeando con ella. También alude a la pieza que se fija en la pared para atar de ella una caballería, y a aquella barra que se utiliza para asegurar, después de cerrados, los postigos o puertas.
A mí me gusta callejear tranquilamente por barrios como Sant Andreu del Palomar, Sants o por la Vila de Gràcia, que conservan parte de su estructura de pueblo, de antes de ser anexionados y pasar a formar parte de la ciudad de Barcelona, donde aún es fácil verlas en muchas de sus antiguas puertas de madera. Aunque, sin duda, las más ornamentales y majestuosas se pueden encontrar en el Eixample, más concretamente por la zona de Passeig de Gràcia y alrededores, supongo que como otros elementos decorativos servían para distinguir edificios de mayor o menor alcurnia. Cabria destacar la situada en Roger de Llúria número 2, o la aldaba de la Casa Calvet, en la calle Casp 48, el primer edificio de vecinos de Gaudí, donde encontramos una de forja que representa una cruz que golpea a un chinche, una alegoría de la fe que castiga al mal.
En este álbum encontrareis una muestra a modo de recopilación de aldabas que he ido encontrado paseando por las calles de la ciudad de Barcelona. En una de mis páginas de Instagram voy subiendo todas las que encuentro, así que podéis entrar y verlas si queréis seguir descubriendo y conociendo estas pequeñas joyas de nuestra ciudad.
Que bien saber esta información que muchos ignoramos y al pasar frente a una de estas preciosas aldabas, ni la determinamos y cada una tendrá su historia. Gracias por estas gotas de sabiduría y estas bonitas imágenes.
Lucía
Maravillosas Pequeñas obras de arte. Gracias por este placer de poder admirarlas más de cerca.