- 01
- 02
- 03
- 04
- 20230415_101312
- 20230415_111251
- 20230415_102037
- 20230415_101604
- 20230415_111011
- 20230415_101848
- 20230415_102631
- 20230415_102432
- 20230415_110738
- 20230415_102616
- 20230415_102509
- 20230415_102418
- 20230415_103126
- 20230415_102934
- 20230415_103048
- 20230415_101700
- 20230415_102224
- 20230415_104339
- 20230415_103723
- 20230415_104302
- 20230415_103601
- 20230415_102300
- 20230415_111056
- 20230415_110644
- 20230415_110459
- 20230415_110100
- 20230415_105047
- 20230415_104635
Parc del Laberint d’Horta
El jardín más antiguo que se conserva en la ciudad.
Recuerdo, de chaval, subir con la pandilla de amigos a pasar la tarde a este parque, a perdernos por el laberinto, formado por 750 metros de cipreses recortados, y ver quién era el más rápido en salir de él. Más allá del laberinto que da nombre al recinto, el Parc del Laberint d`Horta merece una visita relajada para conocer todos los rincones de este parque, que cuenta con alrededor de 9 hectáreas, incluyendo zonas donde la jardinería ha dominado a la naturaleza junto a otras más silvestres.
Este parque, a las faldas de Collserola, ocupa los terrenos de una finca del marqués de Llupià, de Poal i d’Alfarràs, quien encargó la obra al paisajista y jardinero italiano Domenico Bagutti en 1791. Justo, dos siglos más tarde, en 1971, abrió como un parque público de la ciudad. Posteriormente, en 1994, se llevó a cabo una restauración en profundidad para entrar a formar parte de la categoría de jardín museo, una muestra de los jardines históricos de Catalunya.
Al iniciar la visita, junto a la entrada del parque, encontramos el Palacete de los Desvalls, que en el momento de mi visita estaba de reformas, y que conserva elementos tan antiguos como una torre defensiva del siglo VIII, que podéis observar, dominando las alturas, en las dos primeras fotos.
Aparte del laberinto y el Palau, encontramos en este parque: esculturas, templetes, escalinatas palaciegas, grutas artificiales, fuentes, una cascada, un arroyo sobre un lecho de piedra, y un canal de tres metros de profundidad y, en su origen, dicen que navegable. También resulta destacable la variedad botánica, ya que podemos encontrar, por ejemplo: tilos, tejos, cedros, encinas, castaños de Indias, plataneros, robles, algarrobos, una secuoya y un cedro del Himalaya incluidos en el catálogo de árboles de interés local.
Justo en la entrada, fuera del recinto, hay una zona de juego infantil y una zona verde con mesas de pícnic. Es una visita muy recomendable para pasar una mañana o una tarde, para perderse por su laberinto, pero también para pasear tranquilamente e ir descubriendo todos sus rincones. Y si te gusta la fotografía, no te olvides la cámara, es un lugar muy fotografiable.
Passeig dels Castanyers, 1